Opens de verano, primera entrega

Ha comenzado la temporada alta de los Opens. Adelantándose a todos, Ernesto Artozqui se nos marchó a Silla unos días antes del solsticio de verano: torneo IRT sub 2200, siete rondas en tres días a 60’+30″. Le iba a acompañar Felipe Martín, pero compromisos irrenunciables en Le Mans con el equipo Toyota Gazoo Racing le obligaron a cancelar in extremis la participación.

Ernesto volvió de Silla con un botín de 42 puntos de Elo, tras puntuar 3 sobre 7. Le pedimos alguna planilla para ilustrar este reportaje con algún buen momento ajedrecístico, pero con un exceso de humildad rehusó diciendo que sus victorias fueron tan mediocres como sus derrotas. Le pedimos alguna foto que nos permitiera respirar el ambiente y nos proporcionó ésta, en la que podemos ver a Ernesto sentado en la tercera mesa de la última fila. Por el reflejo del cristal del fondo, se adivina que está jugando con blancas una Apertura Inglesa, variante Trafalgar, arma que últimamente le está dando muy buenos resultados y que quiere mantener discretamente escondida. Por ello, hemos pixelado la posición del tablero (un solo pixel ha sido suficiente).

Dos semanas después de Silla y Le Mans, el finde del 28-29-30 de junio, se ha celebrado en Canfranc otro Open de las mismas características: sub 2200, siete rondas en tres días a 60’+30″.

La jugadora del club Mikel Gurea Carlota Aramendía puntuó 3,5 sobre 7, un buen resultado si tenemos en cuenta que de los siete rivales, dos se situaban en el rango 1900 y otros dos en el 1700.

En la foto cedida, vemos a Carlota con blancas que ha abierto con peón de dama. Su rival le plantea lo que parece una Benoni antigua, 1… c5, y Carlota le responde en su segunda jugada con el poco frecuente Cc3. Es decir, 1.d4 c5 2.Cc3. ¿O quizás era una siciliana en respuesta a e4? Las aperturas siempre son engañosas si no se miran de cerca 🙂

Más clara es ésta otra imagen. Corresponde a la posición final -crucial- de la partida en tercera ronda entre Carlota, con negras, y Miguel Rodríguez García, un Elo de 1860 y veinte años, seis más que Carlota, lo que a esta edad es tanto como los más de 400 puntos de Elo que los separan. Recordemos que las tablas de probabilidades de victoria/derrrota no tienen en cuenta diferencias de más de 400 puntos.

Carlota, con negras, tuvo la victoria en la mano. Pero si llevas media hora en el alambre, jugando con menos de un minuto en el reloj, el tropezón es muy-muy fácil. Así ocurrió.

Desafiamos al lector a que resuelva esta posición. A que anote el tiempo que tarda en resolverla. Admitimos que dos minutos para una posición nueva pueden ser equivalentes a un minuto para una posición a la que se llega dentro de una partida en curso.

El lector puede comprobar en este post si su solución es correcta (análisis de Pedro Forján).

 

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