Daniel García Mina ‘Txupis’ es un jugador de ajedrez que lleva desde que era un chaval formándose y compitiendo con el club de Burlada. Ahora, defendiendo los colores de Mikel Deuna, compagina esta pasión con una de la que es aún más fervientemente seguidor: el estudio de la naturaleza.
En este artículo publicado en la prensa desgrana cómo ha sido su estudio y análisis de la diversificación del hábitat de una especie tan vistosa como esquiva; la salamanquesa común. Desde los clubes Mikel Gurea y Mikel Deuna de Burlada le animamos a seguir trabajando como lo viene haciendo.
El pequeño ‘dragón’ de Pamplona
El naturalista Daniel García Mina ha indagado y recopilado avistamientos de la salamanquesa común en la capital, “mucho más extendida y mucho más común” de lo que se podía imaginar.
Ni escupen, ni pican ni son venenosas, “como se cree falsamente”. En cambio, “debe ser considerada como un animal totalmente inofensivo y muy beneficioso para los seres humanos por su alimentación insectívora. Son unas grandes aliadas”. El naturalista Daniel García Mina se propuso saber más sobre la salamanquesa común (Tarentola mauritanica) y ha compartido en su blog avistadepajaros.wordpress.com una investigación de este “pequeño dragón” de hábitos nocturnos, muy presente en fachadas y cerca de puntos de luz.
A través de redes sociales y pidiendo información de avistamientos en colectivos y grupos de WhatsApp, “han sido más de 250 personas las que me han pasado información de este bicho, con más de 400 localizaciones. Impresionante la cantidad de salamanquesas que tenemos en Pamplona y que es, creo, bastante desconocida”.
Porque hasta ahora, comenta García Mina, “teníamos muy pocos datos, y el libro Anfibios y reptiles de Pamplona del Ayuntamiento de Pamplona citaba a la salamanquesa diciendo: ‘En Navarra se ha internado en el interior de la provincia, alcanzando Pamplona y localidades satélites, como Barañáin… ya se conocen poblaciones estructuradas en algunos barrios, entre ellos el Casco Viejo y Rochapea’”.
La salamanquesa común, apunta García Mina, está “muy ligada al hombre, y es abundante en pueblos e incluso en grandes ciudades como Pamplona. Aquí se encuentra en fachadas, tejados, patios interiores, muros, construcciones abandonadas… Usa cualquier rendija para descansar de día, y sale a las noches a fachadas, para con la ayuda de las farolas cazar insectos que se acercan a la luz. Sabía que estaba muy presente, pero analizando y con datos me he dado cuenta de que es mucho más común de lo que podía pensar”.
A partir de todas las aportaciones que ha recibido –y que agradece– Daniel ha elaborado un mapa de la ciudad que muestra que su presencia es “muy abundante, sobre todo en la zona norte, curiosamente la más cercana a la estación de tren, y donde seguramente los edificios son más antiguos y pueden tener más cobijo, como el claro caso de las casitas pequeñas de la Txantrea”.
Los datos son “simples recopilaciones de ubicaciones (desde el año 2020), pero seguramente habrá forma mejor de estudiar a la especie”, reconoce. “Puede que mi círculo social esté más en la zona norte de la ciudad y por ello me haya llegado más información; que en zonas de edificios altos, como el Ensanche, estén más altas y sea más complicada su detección; que en polígonos industriales prestemos menos atención; que en los barrios del norte halla casas más antiguas en las que las salamanquesas encuentren mejores refugios… Puede haber mil opciones, por eso yo abro el melón de la salamanquesa en Pamplona”, cuenta.
Y dice que le ha resultado curioso las escasas citas de San Jorge, “zona cercana a la estación de tren y en la que yo pensaba que iba a haber muchas más. Por el contrario, parece está mucho más extendida en Rotxapea, Txantrea, Casco Viejo y Ansoáin”.
A nivel de Navarra, Daniel también ha creado un pequeño mapa en el que puede observarse que la especie “está muy extendida en la zona sur de la Comunidad, donde es muy abundante y no falta en ningún municipio. Hacia el norte, va disminuyendo, y ya más al norte las citas son escasas. El clima es más frío y más húmedo, y eso supongo que complica su presencia en invierno”.
Texto: Mikel Bernués.
Fotografías: Daniel García Mina.
Puedes encontrar el artículo completo en Diario de Noticias de Navarra en este enlace.