La festividad de Semana Santa sirve para unos para recogerse… y para otros para coger fuerzas para afrontar el fin de la temporada con más ganas que nunca. Nuestros chavales se animaron a participar en un torneo con merendola y todo… ¿Quién podía decir que no?
Los resultados en este torneo eran lo de menos. Lo importante era pasarlo bien y, si era posible, tratar de poner en práctica lo trabajado durante las últimas semanas. Y todo en compañía de los mejores amigos y amigas.
Pequeños contra mayores, veteranos contra novatos, duelos entre hermanos… pocos armisticios, casi sin tablas en las partidas… buscando siempre una posición aún mejor.
Y al final, foto de familia con todos los participantes. Haciendo club, mejorando cada día.